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Una muestra del mundo que crean las veredas y el asfalto.
Por María Celeste Roca.
El arte urbano ha evolucionado y llegado a mostrarse como un claro movimiento de vanguardia. A veces es utilizado para ganar un lugar en los comentarios de la gente, otras para dar respuesta a la convicción de sus ideales. Lo cierto es que esta nueva manifestación estética ya se ha filtrado en la ciudad y en nuestra cultura, dejando fluir en el espacio público.
El “street art” o “arte callejero” se ha apropiado de nuestras calles. Con instrumentos, pinturas, títeres y todo aquello que los inspire, los artistas callejeros crean una visión del mundo que jamás pasa desapercibida. Todos los días desde las 16 hasta el cierre de los comercios, artistas de diversos estilos y lugares dan color a la peatonal Córdoba en busca del reconocimiento como auténticos creadores de aquello que se inspira y se muestra en los espacios de Rosario.
“La verdad es que si bien esto de exponer nos sirve como una fuente laboral, también vale destacar que lo sentimos muchísimo. Podemos tocar en cualquier lado y a cualquier hora, nos encanta”, destacó Matías Belmonte, saxofonista de Versiones, una de las bandas mas aplaudidas en la peatonal.
A través de esta forma expresiva, el arte callejero se ofrece además como una alternativa a la difusión de la realidad que se concentra más en lo estético y lo audiovisual. Los temas que emprenden son tan diversos como los artistas mismos. La gran variedad de métodos comprende desde el stencil o el graffiti hasta la proyección de un concierto en vivo.
“Creo que muchas personas encuentran una salida de escape a través del arte, en mi caso yo lo aplico. También es una forma de poder ‘independizarte’ del mundo, de poder encontrar tu libertad”, expresó Charly, titiritero de Córdoba y Entre Ríos.
La naturalidad y clandestinidad de las pintadas callejeras determinaron, de antemano, un significado a este arte fácilmente asociado a contextos oscuros, políticos, salvajes, de tribu o de denuncia. Lo cierto es que los paisajes comunicacionales de estos artistas son tan diversos como su expresión en las calles.
Muchos de estos talentosos creadores aprenden su oficio en la ciudad a través de la enseñanza que otorga la denominada Escuela de Arte Urbano, ubicada en el Galpón 17 frente al monumento, y donde se dictan talleres de circo y teatro a la gorra, entre otros.
“Ahora la ciudad tiene un auge importante en el área de cultura desde el municipio. La Escuela de Arte Urbano es muy concurrida. También viene mucha gente de afuera, de Chile y Europa sobre todo, a aprender”, explicó Charly. En Rosario esto es muy importante ya que es el único lugar que tiene una movida tan grande desde este área a nivel país y que aprenderla es prácticamente gratis: pagás treinta pesos la inscripción y listo.